Cuando la crisis aprieta
Meditando un poco sobre lo que ha sido mi vida, hubo un periodo de tiempo durante el cual estaba acostumbrado a ciertas "delicatessen" por parte de mis educadores.
Recuerdo en los años 60, cuando solo era un niño, como alguna que otra mañana de domingo de primeros de mes, mis abuelos, que ejercían como padres, me despertaban ofreciéndome una onza de chocolate. Era algo extraordinario, ya que no llegaba el sueldo para comprarlo cada semana. Aquel chocolate me sabía a verdadera gloria, "gloria bendita" como dirían algunos.
Era normal, sobre todo cuando la mensualidad llegaba a su fin, que el almuerzo o la cena, o incluso ambos, estuviera compuesto de patatas y huevos. Era lo que en la región donde vivo, y sigo viviendo, llamamos "papas" fritas con huevos. Esto también me sabía a gloria y, he de reconocerlo, me sigue sabiendo.
Sin embargo, he de decir que desde hace mucho tiempo en este país, y puntualizo que me refiero a España, no vivíamos unos momentos tan difíciles como los que están aconteciendo desde hace unos años. Tanto es así que a muchas familias que en la actualidad han sido presa de las garras del sistema, quizás por su propia inconsciencia, les parecería una verdadera "delicatessen" una onza de chocolate o un plato de "papas" fritas con huevos.
Cuando los comedores sociales no dan abasto, cuando familias enteras se ven obligadas a dejar sus casas porque el banco las desahucia, cuando en un país con una población activa de 23 millones de personas existen 6 millones de parados a fecha de hoy (lo que supone haber superado el 26% de paro por primera vez en la historia), entonces... el color del cristal con que miramos el mundo cambia.Ese cristal ha cambiado su color dramáticamente para aquellos que les ha tocado vivir una situación como alguna de las mencionadas antes, pero también lo ha cambiado para la mayoría del resto de nosotros. Los que tenemos la suerte de disfrutar hoy dia de un trabajo en este país nos sentimos afortunados, muy afortunados... tremendamente afortunados.
Pero lógicamente, viendo la que está cayendo, y aunque en principio estamos "resguardados" y disfrutamos del "paraguas" del empleo, no podemos dejar de pensar en el refrán que dice "cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar". Por esta razón, somos muchos los que actualmente procuramos gastar poco en lo superfluo, atendiendo solo las necesidades más importantes, aunque a veces alguno se pasa de la raya en este aspecto y llega a extremos poco ortodoxos.
Un ejemplo de lo que acabo de decir en el párrafo anterior, y hablando de crisis, situaciones difíciles y cristales, es lo que vi el pasado fin de semana en el aparcamiento de una pequeña localidad gaditana. Quizás la foto de la cabecera de este artículo no te dice nada, pero vamos a acercarnos más a ver que encontramos.
¡Vaya!... parece que el espejo izquierdo de este automóvil no es precisamente de los que llevan incluido el visor del ángulo muerto. Quizás si nos acercamos un poco más podamos apreciar como está constituido el "invento".
Todavía lo verás mejor si haces clic en la foto (se abrirá una nueva ventana). Después de ver esto podemos entender la verdad que manifiesta el significado de otro dicho muy conocido que dice "El hambre (o la crisis) agudiza el ingenio".
A decir verdad, no sabemos lo que este "retrovisor" de fabricación casera le parecerá a la policía o a la guardia civil de tráfico. Lo que si podemos estar seguros es que cuando la crisis aprieta y somos víctimas de ella, las cosas más simples y elementales nos parecen verdaderas "delicatessen", aunque no sean comestibles.
carlos gomez » 29-10-2018 22:01
se tabaja por salarios de miseria y cada dia los comedores sociales estan llenos de personas sin recursos. 73 mas 51
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