Fuerza y trabajoPara todo en la vida se requiere esfuerzo y el aprendizaje de la electrónica y la radio no son una excepción. Para comenzar a estudiar esta ciencia se requieren ciertos conocimientos básicos sin los cuales resulta imposible comprender la gran cantidad de fenómenos que se producen en el interior de un equipo de radio, y conseguir que el sonido recogido en el centro emisor (que puede estar a miles de kilómetros) pueda recibirse con asombrosa nitidez en nuestros receptores. Pero no te desanimes... vamos a explicartelo de una forma muy sencilla... ¡Vayamos por partes!. Para comenzar utilicemos nuestro sentido común (si, es un tópico pero es cierto... el menos común de los sentidos). Para que un receptor de radio funcione ¿que necesita de forma imperiosa?... La electricidad... ¡Muy bién!. Eres muy listo. Seguro que antes de leerlo ya lo habÃas adivinado. Es la electricidad la que hace posible el proceso de transformación del sonido en ondas electromagnéticas en la emisora y posteriormente convertir estas señales de nuevo en algo audible y entendible por el ser humano en el receptor de radio. Por lo tanto, no se puede concebir que estemos tratando temas de electrónica y radio sin dedicar algunas palabras al estudio de la electricidad como base para poder asimilar los conocimientos subsiguientes.
IntroducciónCada dÃa que pasa la electrónica abre nuevos campos a la investigación, la industria y al bienestar humano. Millones de personas a través de toda la Tierra desarrollan su actividad dentro de una de sus ramas. A nosotros nos ha tocado vivir en esta época caracterizada por el vertiginoso desarrollo de esta ciencia y nadie es capaz de predecir donde acabará. Sin embargo, nos hemos acostumbrado a ella y a nadie le sorprende en la actualidad tantas novedades y portentos debidos a la electrónica. Ya no nos llama la atención el "¡más difÃcil todavÃa!", pero estamos seguros de que quedarÃa asombrado si pudiera conocer y calibrar la naturaleza, los entresijos y todo lo que rodea a esta ciencia que está de moda. Nada mejor para ello que comenzar retrocediendo en el tiempo para recordar algunos hechos trascendentales que hicieron historia.
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